_La Sexualidad Abierta y sus Enemigos_ Actualmente, en Norteamerica y Europa la predica contra el derecho al aborto (con el disfraz de Movimiento Pro-Vida) conoce renovada difusion como parte de esa merengada de neofacismo, nacionalismo y demas topicos reaccionarios que el auge derechista en proceso quiere imponer como ideologia dominante del fin de siglo, combinando el entusiasmo de fundamentalistas religiosos de variopinto pelaje, tecnocratas de asepsia sospechosa y patrioteros de todo cunho. Tambien en Venezuela hay muestras de esa onda, como el bien financiado y promocionado Pro-Vive, grupo que lideriza la Sra. Christtine Vollmer, quien santifica sus ocios otonhales firmando continuos articulos y declaraciones periodisticas sobre el tema. Como aqui y alla es insistente el alboroto de los antiabortistas, trataremos de examinar su multisapida argumentacion, en particular apuntando hacia su objetivo basico: hacer del aborto un acto culpable, clandestino y y peligroso, sin proponerse eliminar sus causas o tornarlo innecesario, sino solo pidiendo represion del hecho.
La base principal del ideario antiabortista esta en su vitalismo extremista: se asegura que el feto es vida humana para dar argumentos en base a un significado ambiguo del termino vida. La cosa es hablar de vida en el feto con igual sentido a si se tratase de vida extrauterina, como si ya se presentase en el seno materno ese minimo de autonomia y separacion del otro que define la existencia individual humana. Se invoca el silogismo marrullero de: el feto es vida, la persona es vida, y por lo tanto el feto es persona; se podria decir igual: el feto es vida, el ministro corrupto es vida, luego el feto es un ministro corrupto; o tambien el feto es vida, mantener una familia con Bs. 10.000 mensuales no es vida, de ahi que el feto no es mantener la familia con Bs. 10.000 mensuales.
Para evitar esas complicaciones logicas, a veces se matiza calificando al embrion como germen o simiente, ardid que elude el inconveniente de catalogar como persona a quien no lo es; pero a la hora de proponer sanciones, se habla de indefenso ninho, en malabarismo para convertir lo que es (el mentado germen)en lo que podria ser (persona, ninho y hasta individuo util a la sociedad). La base de todo es un principio que parece inatacable: el respeto absoluto a la persona humana, pues si se empieza por matar embriones, se seguiria con impedidos, ancianos y otros que estorben en una sociedad del asesinato legalizado. Esto sonaria convincente si se olvida el intencional enredo que el antiabortismo hace con el concepto de vida humana y en la definicion de quien es persona. Si se entrampan a si mismos, alla ellos; pero pretender que los demas aceptemos su su confusion de simiente con gente o, peor aun, atribuir al projimo que no comparte sus lucubraciones siniestros designios de ahorcar viejitos, fusilar a los mochos o la eliminacion de los feos no pasa de ser una solemne idiotez, y vaya Ud. a saber si hasta una proyeccion en los demas de los propios deseos reprimidos.
_Los 7 Pecados Capitales del Antiabortismo_ 1) Para sorpresa de despistados, los adversarios del aborto lo son tambien de difundir informacion sexologica y metodos anticonceptivos, como si les pareciera mas peligrosa que el aborto la posibilidad de romper con una sexualidad reprimida, acomplejada e institucionalizada. Por eso, poco les importa investigar y denunciar sobre las clinicas de aborto clandestino que impunemente se benefician de la situacion, o se hacen de la vista gorda ante la incompetencia de los servicios publicos de salud en atender y educar a una colectividad que en este ambito carece de casi todo. Mientras menos se sepa y mas se tema por ignorancia de lo sexual tanto mejor, dirian los antiabortistas, especialmente refiriendose a las mujeres y su derecho de informarse y decidir sobre el propio cuerpo.
2) Se baten lanzas por defender la vida del ninho en el seno materno, con furia generalmente inversa a la preocupacion que esos cruzados del engendramiento suelen tener por una existencia plena fuera de alli, en particular si se trata de la infancia marginal.
3) se estigmatiza como asesinato la interrupcion voluntaria del embarazo, pero... ?Acaso los abortos causados por hambre, insalubridad, malas condiciones laborales y brutalidad machista son legitimos y en nada condenables porque en ellos no hay libre decision de la involucrada? ... ?Como pedir penalidad para el aborto por antinatural si es tan frecuente (un tercio o mas de los embarazos humanos) su ocurrencia involuntaria?
4) Nada mas se considera pesona al embrion humano para culpabilizar la interrupcion del embarazo, nunca para extender ese reconocimiento a otros efectos como bautizo, cumpleanhos, registro civil, herencia, sepelio, etc. Ni al mas convencido lector de las columnas dominicales de la senhora Vollmer se le ocurriria pedir que los contratos colectivos incluyesen, junto con la prima por hijos, una prima por fetos.
5) El antiabortismo es a la par misogino y antinatalista a ultranza. La misoginia o antifeminismo es por considerar a la mujer como inferior, simple maquina reproductora al servicio de la especie (o de la patria), incapaz de determinar por si misma las condiciones de una maternidad feliz. El natalismo se expresa concibiendo la sexualidad unicamente en terminos de sus resultados reproductivos eficientes, una vieja concepcion de las clases dominantes que parecia enterrada por el miedo a la explosion demografica, pero que ahora resurge en el capitalismo avanzado afincada en temores racistas y chauvinistas.
6) La tradicion judeo-cristiana ve en lo sexual una manifestacion en esencia pecaminosa y diabolica; jamas lo considera expresion real de humanidad, por el contrario, es pura animalidad que debe ser domesticada. Por eso las religiones occidentales siempre han repetido que el embarazo es el fruto del pecado o el precio del placer, aunque se obvia que el disfrute de ese placer es, demasiadas veces, acto cuasi-masturbatorio del hombre que limita a la mujer como mera receptora pasiva y paciente.
7) El Poder ha sentido desde siempre una profunda aversion por todo placer, diversion o juego que no pueda ser controlado o reprimido en sus potencialidades liberadoras ante la opresion y alienacion cotidianas; recuerdese que pese a las apariencias de permisividad, el orden actual es enemigo de toda expresion de felicidad fuera de su control. Y en ello esta ademas la contenida envidia de quienes piensan: ...si esos sinverguenzas hacen eso y nada les castiga? no estare perdiendome de lo bueno como un mismisimo pendejo?.
Al inicio del tercer milenio el horizonte de la reproducción humana está preñado de dudas, temores y expectativas. Mientras que un sinfín de mujeres se entrega a la gestión tecnológica de la procreación, con sufrimientos y a precios desorbitados, otras hacen todo lo posible por deshacerse de las vidas que llevan dentro. En todas partes del mundo brotan deseos antagónicos: lograr el nacimiento de determinada criatura o impedir el nacimiento de otra.
Entre estos dos campos, que se podrían formular también como los de la obsesión por la maternidad, por un lado, y el deseo de no ser madre en un momento dado, por el otro, hay una franja de personas ansiosas por adoptar criaturas recién nacidas, mientras que en orfelinatos, niñas y niños ya crecidos aguardan en vano.
Así como las mujeres estériles están dispuestas a probar cualquier cosa antes de adoptar, aquellas que han quedado embarazadas sin desearlo harán cualquier cosa por interrumpir esa gestación, en lugar de resignarse a parir y dar en adopción a la criatura. “Un hijo a cualquier precio” y “un aborto a cualquier precio” expresan lo mismo: que la maternidad es una experiencia en la que el deseo femenino es sustancial. En la medida en que la ciencia no deja de avanzar y de perfeccionar sus métodos, el despliegue de un verdadero arsenal de tratamientos para fecundar ha venido a replantear el sentido de la esterilidad: ¿es una enfermedad?, ¿hay que resignarse a ella o tratar de remediarla?, ¿a qué costo?, ¿qué hacer frente a la esterilidad de las mujeres pobres cuando las ricas pueden intentar remediarla con tratamientos carísimos? De igual manera, un conjunto de cambios jurídicos y sociales han replanteado la obligatoriedad de los embarazos no deseados: ¿hay que resignarse a llevarlos a término?, ¿a qué costo?, ¿qué hacer frente a los embarazos no deseados de las mujeres pobres cuando las ricas pueden abortar ilegalmente en buenas condiciones? Así como la reproducción asistida franquea un umbral y abre nuevas perspectivas, también los cambios jurídicos y legislativos respecto al aborto inauguran nuevas maneras de abordar los dilemas que plantean los embarazos no deseados.
Públicamente se alega la necesidad de una reglamentación de ambas prácticas médicas: reproducción asistida y aborto. Los funcionarios del sector salud se ven poco inclinados a proponer límites a temas tan movedizos, en los que se imbrican las decisiones íntimas y la salud pública, y delegan la responsabilidad en los legisladores. Pero éstos no son juristas sino políticos, y muchas veces las comisiones parlamentarias modifican las leyes sin el debido cuidado.
En el siglo XXI, cada innovación tecnológica relativa a la procreación suscita dudas y temores, cada fallo jurídico o reforma legislativa causa agitaciones. ¿Qué es lo que está en juego? Ciertamente no la mera aplicación a la especie humano de una técnica de procreación experimentada con animales desde una veintena de años, ni la simple interrupción de un proceso. En los urgentes deseos de fabricar seres humanos o de interrumpir su gestación se reformula algo más nodal: concepciones sobre la vida, lo humano, lo ético. Eso agudiza conflictos religiosos y políticos, y remite, indefectiblemente, a revisar los conceptos y creencias que tenemos, no únicamente acerca de la maternidad y la paternidad, sino por encima de todo, acerca de la libertad.
¿Qué es la libertad en materia de reproducción? ¿A qué nos referimos cuando hablamos de libertad reproductiva? Aunque los “derechos reproductivos” están consagrados en nuestra Constitución y México ha suscrito convenios internacionales sobre esa cuestión, en el plano de la vida cotidiana libertades sustantivas como la interrupción voluntaria del embarazo siguen sometidas a restricciones. América Latina es todavía una de las regiones con leyes que prohíben totalmente el aborto, y eso tiene que ver con la poderosa influencia de El Vaticano.